Por: Manuel Encarnación Sifuentes Reyes
Noche de Navidad: tañer alegre de las campanas, pastorcillos bailando y cantando villancicos... Misa del Gallo y al grito de ¡Cristo nació!... estallan aplausos, vivas, abrazos y felicitaciones y el súbito silencio a los acordes de la melodía: “Noche de Paz, Noche de Amor/ todo duerme en derredor...”
A pocos días el Año Nuevo y la plegaria: “Gracias Señor por el Año que se va/ Gracias Señor por el Año nacido hoy...”
Todo esto: el hogar nativo, el cielo, el sol y las estrellas; los paisajes, el río, los árboles, el viento, las fiestas, constituyen el Verdadero Hogar de los cabanistas y otros hermanos venidos de lejanos lugares; escenario del peregrinaje de la vida con sus alegrías, tristezas, luchas y sinsabores.
¿Y nuestro mensaje para esta tierra? ¡Para Cabana!
Superando asperezas y resquemores, trabajemos siempre unidos porque esta tierra, uniendo al esfuerzo de nuestros antepasados, sea cada día mejor, donde florezca el Mandato Divino de AMOR, PAZ Y JUSTICIA.
¡BENDITA SEAIS HOSPITALARIA TIERRA DE CABANA!
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